Como lo explicamos en nuestra entrada anterior («Donde aman dos no caben tres) la infidelidad es romper el compromiso afectivo y sexual que se tiene con la pareja.

Sin embargo, la infidelidad no es una sola y en esta entrada te explicamos cuáles son los tres tipos más frecuentes de infidelidad y qué puedes hacer para enfrentarlos.

La infidelidad física, sexual y ocasional.

Este es el tipo de infidelidad que se da cuando se presenta la oportunidad de obtener placer sexual con alguien que no es tu pareja.

Es una infidelidad física del tipo “una noche de copas, una noche loca”.

Como lo explicamos en nuestra entrada anterior, existe la creencia equivocada de que los hombres son los únicos infieles.

Pero no es así: en mi experiencia como terapeuta de pareja he encontrado que, si bien los hombres son más infieles que las mujeres, la diferencia estadística entre unos y otros no es tan grande.

Este tipo de infidelidad ocasional es cometido en una proporción un poco mayor por hombres que  por mujeres.

La motivación que se tiene es del placer físico, lo cual se incrementa con la emoción de lo prohibido, novedoso, diferente a su vida cotidiana.

Hay incluso algunos pacientes que me han dicho que su motivación para ser infieles esporádicos es sentirse deseados por alguien diferente a su pareja.

¿Qué tanto puede afectar este tipo de infidelidad en tu relación de pareja?

En consulta he visto que aunque evidentemente sí la afecta, una infidelidad ocasional no significa el fin de la relación.

Normalmente, las parejas que acuden a mi consulta para enfrentar una infidelidad episódica tienen un muy buen pronóstico: este tipo de infidelidad solo significa que somos humanos y que, como tales, no somos infalibles.

Una infidelidad eventual es un error, un desliz en el que normalmente no se involucran los sentimientos. Es muy fácil desligarse de la persona con la que se fue infiel.

 

Infidelidad emocional y permanente

En este tipo de infidelidad no solo se obtiene placer sexual sino que también se involucran los sentimientos.

Como hay involucramiento emocional, este tipo de infidelidad lleva a rollos tenaces.

Lo peor de todo es que la relación estable corre alto peligro pues está en desventaja frente a la aventura.

Como lo explicamos en una entrada anterior, la primera fase de una relación de pareja es el enamoramiento, el cual tiene un componente bioquímico muy alto.

Esa ebriedad, sumada a la novedad y a la picardía propias de la aventura son un coctel que puede afectar seriamente la continuidad de la relación actual.

En una relación estable pasa con frecuencia que se llegue a la monotonía y  la cotidianidad. En una relación estable uno termina por “normalizar” a su pareja y por  “creer” conocerla tal como es, con todos sus defectos.

En una aventura en la que se involucran sentimientos, idealizamos a la otra persona.

En una situación así es muy difícil ser objetivo porque terminas comparando a tu pareja (una persona “normal”, la cual ya ves cómo paisaje,) con tu aventura.

Este tipo de infidelidad es muy riesgoso para la relación de pareja actual. Si se hace un balance emocional, normalmente se opta por abandonar la pareja actual o si decides quedarte corres el riesgo de tomar decisiones donde las motivaciones no son las adecuadas.

La terapia de pareja ayuda a explorar las razones para continuar con la pareja actual.

En la terapia se puede hacer un balance racional que permita ver si los miembros de la pareja tienen razones para seguir juntos.

En más de 15 años de experiencia como terapeuta de pareja he encontrado que las razones que más frecuentemente se dan para continuar juntos son: los hijos, lo construído y la imagen social.

Si bien son razones de peso, el decidir continuar con la relación de pareja o darla por terminada solamente basada en ellas puede llevar a una profunda insatisfacción.

Lo importante es ver si aún se sigue amando a la pareja y se sigue proyectando con ella en el futuro.

En la terapia es posible descubrir si, a pesar de haberse involucrado sexual y emocionalmente con otra persona, las razones por las que he estado con mi pareja siguen siendo válidas y suficientes para seguir con ella.

 

La infidelidad estructural

Advertencia: la siguiente información puede cambiar la forma de ver tu relación actual y tu decisión de continuar en ella.

Si has tenido la mala suerte de encontrarte un “Don Juan” o una “Doña Juana”, lo mejor es que des media vuelta y salgas corriendo muy rápido… y muy lejos.

Este tipo de infidelidad se da por personas que son incapaces de mantener una relación monogámica.

Un o una infiel estructural no solo aprovecha cualquier oportunidad que tiene de tener una relación sexual con alguien diferente a su pareja, sino que está constantemente buscando esas oportunidades.

He tenido pacientes que me han asegurado que aman profundamente a su pareja pero que no pueden evitar “aprovechar” cualquier oportunidad de tener relaciones sexuales con otras personas o tener constante filtreo o coqueteo que los lleve a un desenlace de sábanas.

El infiel estructural normalmente no se involucra emocionalmente con sus aventuras. Su infidelidad es física y sexual. Pero, a diferencia de los infieles esporádicos, ser infiel no es un error ocasional o un desliz episódico sino un patrón.

Lamentablemente, como lo explicamos la entrada anterior («Donde aman dos no caben tres), las relaciones de pareja en la que uno de los miembros es infiel frecuentemente constituye una relación tóxica. 

En este caso, la terapia individual es lo más aconsejable:

Al engañado, la terapia le sirve para sanar su autoestima, enamorarse de sí mismo y elaborar sanamente el duelo por su relación de pareja fallida.

Al infiel, la terapia puede ayudarlo a identificar las razones por las que necesita constantemente sentirse validado emocional o sentimentalmente.

El apetito sexual insaciable de un infiel estructural no solo obedece a su necesidad de obtener placer físico, sino de ser validado, reconocido y aceptado.

Es posible que la terapia le ayude a romper los patrones que lo llevan a ser infiel frecuentemente y a salvar la relación o, al menos, a evitar cometer los mismos errores en una futura.

***

La infidelidad no es una sola.

Cada tipo de infidelidad tiene unas causas, unas consecuencias y un tratamiento diferentes.

En cualquiera de estos casos, la terapia de pareja puede ayudar a:

  1. Reconstruir la confianza, en sí mismo y en la pareja.
  2. Convertir la crisis en una oportunidad de tener una mejor relación de pareja.
  3. Puede ser la motivación de re-erotizar la pareja.
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