¿Existe una frecuencia ideal o mínima
de relaciones sexuales en la relación de pareja?

Hace rato no escribo sobre sexo y tengo que decir que este tema me encanta 😬🤭
No estoy hablando que me guste el sexo, aunque bueno también🤭; estoy hablando de lo significativo que es este tema para las parejas, eso está claro y no es un secreto desde ya hace algunas generaciones de parejas.

Muchos llegan a mí consulta afirmando que el sexo representa un 80% de importancia en la estabilidad de la relación. ¿Qué tan cierto es? ¿No es temerario darle tanta relevancia a una sola área? ¿Todas las parejas que se aman tiene buen sexo? ¿el matrimonio, el compromiso o la cotidianidad matan el deseo? ¿el compromiso y el buen sexo son compatibles? Se me ocurren un sin números de preguntas relacionadas con el sexo y la relación de pareja estable, constituida, comprometida y monogámica.

Una de las dudas más frecuentes que comparten conmigo las personas que se acercan a mi consulta por temas de sexualidad, es si existe una frecuencia ideal o mínima de las relaciones sexuales en pareja.

Veo que llegan en algunos casos ansiosos con esta duda, muchas veces producto de una comparación frente a les “relatos” de otras parejas, o entrando en una comparación frente a lo que culturalmente en las últimas décadas se le ha asignado al sexo en las relaciones amorosas.

Por muchos años (para generaciones anteriores de abuelos y de ahí para a tras, incluso tus padres) el buen sexo no era algo que fuera una preocupación de las parejas, las relaciones sexuales estaban en el ámbito matrimonial para procrear y para, en algún sentido, darle satisfacción al hombre, que en muchos casos tenía el permiso social de satisfacer ese “impulso” por fuera del matrimonio.

Para las generaciones anteriores de parejas, el matrimonio era una institución que brindaba seguridad, estatus, estabilidad, solidez familiar y la posibilidad de dejar descendencia, la satisfacción emocional o sexual de las personas que estaban inmersas en esa relación no era tan relevante o prioritaria, porqué el objetivo era más social y de seguridad que de crecimiento o disfrute personal.

La revolución industrial no solo afecta el sistema económico, sino que a su vez empieza una revolución femenina que poco a poco nos adentra en la planificación natal y que sin duda nos invita a vivir la sexualidad no solo como una tarea de procreación sino de disfrute.

Entonces es ahí donde a la plenitud sexual, la satisfacción y al deseo se les da el permiso de entrar en las relaciones de pareja comprometidas.

Regresando al tema de la frecuencia, la pregunta de muchos es…

¿Qué frecuencia es la adecuada o la mínima para una parejas, en términos de la relaciones sexuales?

La vida sexual y erótica en una relación de pareja es fundamental, no obstante, no puedo hablar tan fríamente de un número mínimo o específico de veces para que una pareja sea sana en su vivencia sexual, ya que la frecuencia es relativa según el momento que la pareja este viviendo, las situaciones individuales y creencias que se tengan sobre el mismo.

El ritmo y frecuencia lo determina cada pareja, ya que existen situaciones particulares que pueden aumentar o disminuir la frecuencia, por ejemplo alguna enfermedad, llegada de los hijos, problemas económicos y a mi forma de ver, si se ha cultivado durante años esta área vital de la relación de pareja, entre otras cosas.

Deben quedar claros dos puntos:

1. La vida sexual de una pareja no se limita a los encuentros coitales; la exploración, la auto-estimulación, las fantasías y la confianza son importantes para mantener viva la llama.

2. Sin importar el momento que se esté viviendo debemos procurar que nuestra vida sexual permanezca.

En alguna ocasión una periodista en una entrevista me pregunto lo siguiente: “Muchos artículos aseguran que entre más sexo se tenga a la semana o al mes, mayor es la sensación de felicidad y menor la de estrés. ¿Es esto cierto?”

A lo cual yo conteste:

Sin lugar a dudas durante un acto sexual satisfactorio, el organismo segrega muchas sustancias que permiten sentir no solo placer, sino bienestar general, además hay datos que revelan que con una vida sexual activa hay una disminución en la probabilidad de enfermedades cardíacas, depresión, además de bajar los niveles de cortisol lo cual es directamente proporcional con bajar los niveles de estrés.

Existe un punto clave en el momento de relacionar felicidad y bajos niveles de estrés, el secreto no es tener la mayor cantidad se relaciones sexuales, el factor calidad de la relación sexual es fundamental si lo que se desea es bienestar, ahí entra un punto en donde la conexión con el otro, la confianza, la intimidad son los que realmente relajan y bajan los niveles de estrés durante la relación sexual y posterior a ella.

Si a una relación sexual con las características que acabo de mencionar le sumas frecuencia, maravilloso, considérate afortunado.

Superficialmente las personas piden frecuencia, pero cuando indagas más, lo que se implora es calidad. Y la calidad no pelea con la frecuencia.

Ahora supongamos que la pareja se entiende muy bien en la “cama” y en el día a día, su vida es un infierno, (esto realmente es poco frecuente en la práctica, pero supongámoslo), en estas condiciones, NO vas a ver a la gente feliz… porque,  aunque pueden tener “buen sexo”, el encuentro se limita a un tiempo determinado y según “Journal of Sexual Medicine” el encuentro sexual tiene una duración promedio de 5,4 minutos sin contar el preludio, entonces no vas a tener una cara de felicidad si los 1435 minutos restantes del día estás en guerra o insatisfecho.

Entonces la felicidad personal no solo se le puede asignar a tener muchos encuentros sexuales con la pareja, los ingredientes pueden ser:

  • 💯Calidad
  • 💖Conexión emocional
  • ✋🏻Confianza
  • ✨Tranquilidad

Si sumas estos componentes, el resultado puede ser, dos personas plenas, con una vida sexual sana, satisfactoria y sin duda esto se reflejará en la cara de felicidad todos los días.

La sexualidad es uno de los componentes que tiene una relación de pareja sana, sin embargo, te sugiero que aterrices las expectativas.

La sexualidad va a ir cambiando con el tiempo y con las circunstancias, lo cual no tiene nada que ver con que desaparezca o se vuelva monótona o aburrida.

La sexualidad en pareja la puedes resignificar y reinventar, a través de la creatividad y las fantasías, la comunicación es vital, hablar sobre lo que les gusta o no, es fundamental, tener una postura abierta y dispuesta, no juzgar lo que tu pareja habla sobre sus deseos más profundos, darse espacios diferentes que permitan salir de la rutina, sobre todo entender que en el sexo no hay cabida para la rutina, ya que nos desmotivaremos y poco a poco el deseo ira muriendo.

Vivir la sexualidad solo como sexo puede ser aburrido, pero si le sumamos erotismo, picardía, complicidad del uno al otro llegarán a sostener en el tiempo el deseo y la sexualidad plena.

Hay situaciones particulares donde el sexo pueden pasar a un segundo plano o en un caso extremo desaparecer por circunstancias igualmente retadoras, como una enfermedad terminal o una incapacidad total o parcial, en estos casos la sexualidad podría negociarse, vivirse de otras formas o entran componentes como la intimidad y el erotismo a suplir eso que solo se vive con quien escogemos como compañero de vida.

De igual forma este tema de la sexualidad, la frecuencia y la calidad, no lo podemos ver con ojos de blanco o negro, hay muchos factores que se encuentran involucrados, las creencias, el factor hormonal, las experiencias previas, la salud física genital, las emociones… entonces hay que entrar a conocer la particularidad de cada caso en donde las vida en pareja esté representando un desafío, frustración o desencanto.

En circunstancias de una pareja cotidiana y sin situaciones como las anteriores, la falta de sexo, erotismo e intimidad sin duda puede acabar con la relación, este es un ingrediente que nos da el disfrute de la sexualidad como seres humanos, nos permite vincularnos, relacionarnos y es parte (no todo) pero sin duda un factor que ayuda a mantear vivo el amor.

REPITO El sexo NO lo es todo, pero hace la vida en pareja deliciosa y placentera, entonces desde mi punto de vista, así como se debe cuidar el AMOR, hay que cuidar el SEXO en pareja.

Sobre la Autora

LORENA POLANÍA

LORENA POLANÍA

Psicóloga Clínica - Fundadora

Terapeuta individual y de pareja

Coautora del Libro:
Dos para Ser Felices
Editorial Grijalbo.

Más Información:
lpolper@polperpsicologia.com
Tel: +56 933 964 621

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