Las relaciones difíciles están integradas por miembros con personalidades muy diferentes.  Dentro de las dificultades más frecuentes están el distanciamiento emocional, el sexual y las peleas constantes. Aunque en las relaciones difíciles hay problemas, con una buena comunicación y con la disposición de ambos de negociar se pueden manejar. Con las relaciones difíciles es posible negociar y encontrar un punto gana-gana en el que lo difícil ya no lo sea tanto, se desdibuje, se matice y se desvanezca. Una relación difícil no necesariamente te daña pero , de no manejarse bien, puede convertirse en una de esas relaciones tóxicas de las que hablamos en otras entradas. Los principales errores que se pueden cometer al manejar una relación difícil son:
  1. Que no haya negociación o que se plantee una negociación gana/pierde: si uno de los dos se quiere imponer no hay cómo encontrar un punto medio.
  2. Que no haya flexibilidad: “yo definitivamente soy así y no voy a cambiar” “así me conoció y yo no engañe a nadie”.
  3. Que se quiera cambiar radicalmente al otro.
Para negociar exitosamente es necesario tener apertura: lo que el otro me propone no es descabellado, es sensato, es sano y yo podría ceder… al menos un poquito. Veamos tres tipos de relaciones difíciles y qué puedes hacer para hacerlas funcionar.

Sociales – asociales

Son las parejas en las que uno de los integrantes necesita contacto social total y el otro prefiere la intimidad. Quien prefiere los eventos sociales siempre quisiera asistir a todas las fiestas, reuniones, encuentros, almuerzos, cafés, etc. El sociable tiene un motivo de reunión por casi cualquier  razón. La otra persona más bien es aislada socialmente. Lo importante para lograr que la relación funcione es que los dos puedan negociar. Para ello, el primer paso es identificar las diferencias entre los dos: “yo soy sociable y tú eres más aislado”. El siguiente paso es aceptar las diferencias y ver que no son irreconciliables: “no tenemos que ser iguales, pero hay que encontrar el punto medio”. En otras palabras, la negociación se trata de no renunciar a lo que cada uno es individualmente, pero entender las necesidades del otro. Se trata de que cada uno ceda (un poco). Un ejemplo de negociación gana-gana en este tipo de parejas es lo que se puede hacer en las novenas de aguinaldos en las navidades: hay nueve días, ¿cuáles son más importantes para el social? Cuatro o cinco días de novenas con la familia y los amigos, y los otros días estamos tranquilos, solos los dos en la casa. Otra negociación posible es que el sociable vaya solo a sus reuniones de vez en cuando.

Fríos – calientes

La persona “fría” de una pareja normalmente no expresa abiertamente sus sentimientos hacia el otro. Por el contrario, la persona “caliente” expresa frecuente y fácilmente sus sentimientos. Las personas frías son inexpresivas y no necesitan contacto físico, son de pocas palabras. Para este tipo de personas, las caricias o los besos no son importantes. Las personas cálidas son afectuosas y hablan de sus sentimientos. Son tiernas, cariñosas y detallistas. El frío es básico: siente pero no expresa, no le interesa comunicar afecto y se siente bien así. El frío puede expresar su amor con actos de servicio: se convierte en un proveedor. Es el tipo de personas que no usan palabras ni caricias o expresiones faciales para mostrar su amor por la otra persona. Lo dicen con pequeñas acciones, gestos que normalmente no van acompañados de palabras. Para negociar en este tipo de parejas, el expresivo debe entender que la falta de expresividad del otro no es algo personal en contra suya. La persona fría debe aprender (no cambiar) que la caliente se siente amada a través de esas manifestaciones evidentes de cariño. Con pequeñas acciones, la persona fría puede usar el lenguaje de la otra persona para expresarle su amor. La motivación principal para la persona fría es entender que esas pequeñas expresiones le generan una gran satisfacción a su pareja. Recuerda que en una relación de pareja siempre debes buscar hacerle el bien al otro. Si para él o ella es importante un abrazo, un beso largo, un preludio sexual más prolongado, es importante entender que ella va a estar mejor si recibe esos detalles.

Pensamiento primario – pensamiento secundario

El tercer tipo de relación difícil del que vamos a hablar en esta entrada se da cuando uno de los miembros de la pareja es una persona que siempre sabe qué responder, es sagaz y tiene la palabra “indicada” para responder. Especialmente durante las discusiones, las personas de pensamiento primario pueden ser demasiado rápidas y llegan a ser impulsivas e hirientes. Las personas de pensamiento primario reaccionan sin pensar. No analizan mucho antes de hablar, reaccionan rápido y sin filtro. Las personas de pensamiento secundario son pausadas. Necesitan tiempo para pensar y después responder. Muchas veces se lamentan de “por qué no se me ocurrió decir X”. Para manejar exitosamente este tipo de relación difícil los dos tienen que aprender a manejar su manera de reaccionar. El primario tiene que aprender a ser asertivo. Debe pausar y no ser hiriente. Cuando vaya a responder debe tener en cuenta qué puede ocasionarle su respuesta al bienestar del otro y a su propio bienestar. El secundario debe tomarse el tiempo que necesita pero debe responder. Debe decir lo que siente, lo que piensa. No debe quedarse en analizar la situación. Debe tener la oportunidad de expresarle al otro “estuve pensando y creo que…”. Si no se expresa, se sentirá frustrado. Es muy importante tener en cuenta que en una relación de pareja SIEMPRE hay la oportunidad de volver a hablar de un tema. Siempre debe haber una segunda (o tercera o cuarta) oportunidad de expresarse. Durante una situación difícil como una discusión, el primario presiona al secundario para que hable pronto, de inmediato. Esa presión puede llevar a que el secundario diga cualquier cosa que no sea necesariamente lo que piensa. Una manera de manejar la diferencia en este tipo de parejas es dejar abierta la puerta al diálogo: “tómate tu tiempo para pensarlo y hablamos luego”. Pero hay que hablar. Lo peor que puede hacer es quedarse callado siempre. *** Todas las relaciones de pareja tienen algún grado de dificultad y, como explicamos en otra entrada, es necesario cuidarlas y nutrirlas constantemente. Las parejas cuyos miembros tienen personalidades muy diferentes pueden enfrentar dificultades mayores a las de las parejas con personalidades similares. La buena comunicación y la negociación son las herramientas para hacer que las parejas difíciles funcionen bien y evitar que se conviertan en relaciones tóxicas.

Sobre el Autor

LORENA POLANÍA

LORENA POLANÍA

Psicologa Clínica- Fundadora

Terapeuta de pareja y Coautora del Libro: “Dos para Ser Felices” Editorial Grijalbo. Más Información: lorena.polper@polperpsicologia.com Tel: +57 300 217 5207  
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