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¿Sientes que en tus relaciones de pareja se repiten, una y otra vez, los mismos problemas?
Seguramente te habrás preguntado por qué siempre terminas con una pareja que es celosa o infiel o irresponsable.
Si te has dado cuenta de que las personas con las que has tenido una relación de pareja tienen características similares, has dado el primer paso para identificar un patrón.
Los patrones no sólo se refieren a las características de la otra persona. En el tipo de relaciones que estableces también hay patrones.
Por ejemplo, es probable que en todas tus relaciones, independientemente de cómo sea la otra persona, las discusiones siempre lleguen a los gritos, o que siempre haya celos, o que terminen de manera abrupta, sin que el otro te dé explicaciones.
Es muy común que haya patrones en las relaciones de pareja. La escogencia de pareja no depende completamente del azar.
Tu crianza define tus modelos
En la vida, es muy probable que establezcas relaciones con personas que se parecen o que tienen algunas características de tu padre, tu madre, tus abuelos, hermanos mayores o, en general, cualquier persona que haya estado presente y haya tenido un papel importante en tu crianza.
Para saber por qué hay patrones en tus relaciones de pareja, hay que explorar los patrones con los que creciste.
Es necesario recordar cómo era el vínculo con las personas que te cuidaban cuando eras niño y cómo se relacionaban entre sí.
Esas relaciones son los modelos con los que creciste. Son las ideas más profundas y más fuertes que tienes en tu inconsciente sobre lo que es correcto y lo que es incorrecto en una relación de pareja.
Los modelos son los comportamientos de los adultos significativos de tu infancia y de tu adolescencia, que implantan en tu mente una creencia respecto a lo que crees que está bien, sin embargo, puedes estar equivocado.
La necesidad es la madre de… los patrones
La necesidad es otra causa posible de los patrones en tus relaciones de pareja.
Sin saberlo, cuando buscas una pareja estás buscando satisfacer una necesidad tuya con la otra persona.
Por ejemplo, si necesitas atención, muy probablemente vas a atraer a una persona controladora.
Escoger desde nuestra necesidad causa que la relación no funcione sanamente.
Otro ejemplo de este tipo de relaciones es el abuso. En una relación de pareja en la que hay abuso, cada uno de los miembros tiene responsabilidad.
Si tu necesidad de compañía es lo que te hace buscar una pareja probablemente no vas a ser muy selectivo y no vas a escoger una persona que sea viable para ti.
Si te sientes solo y tu prioridad es satisfacer tu necesidad de compañía, terminas aceptando a cualquier persona, sin importar si te conviene o no.
Si bien la escogencia de la pareja está acompañada de un factor inconsciente, es necesario meterle razón.
¿Qué puedes hacer para romper los patrones?ara conquistar hay que preparar el alma y la mente
Cuando identificas un patrón, en realidad estás viendo el síntoma, no la causa que lo genera.
Cuando identifiques qué es lo que genera este patrón vas a tener la primera herramienta para cambiarlo: el aprendizaje.
¿Por qué estás “atrayendo” este tipo de relaciones? Recuerda que el por qué genera aprendizaje.
Identificar las causas de los patrones es difícil porque están en tu inconsciente.
En el inicio de cualquier relación normalmente hay química, hay pasión. Eso es lo que normalmente asociamos con una llama.
Casi al mismo tiempo que se da la pasión aparecen nuestras necesidades y es, en ese momento, en el que es necesario usar nuestra razón.
Haz una pausa, toma aire y pregúntate: ¿qué es lo que te conviene realmente como pareja y como persona? Hacer ese ejercicio no convierte la relación en algo calculado y aburrido, por el contrario, tendrás más probabilidad de éxito y conexión con el otro.
Una persona que te conviene afectivamente como pareja es alguien con quien puedes construir, madurar, crecer y evolucionar.
Una relación saludable funciona alrededor de la negociación y el acuerdo, no del conflicto.
Si tu relación de pareja está llena de conflictos se estanca y se agota. Si no hay coincidencia es posible conciliar, pero es mucho más difícil lograr que la relación funcione.
Por eso es muy importante que racionalices tu necesidad y que te des la oportunidad de conocer realmente a la otra persona.
No puedes conocer a alguien si no te das el tiempo y el espacio suficientes para identificar ciertas características fundamentales para la convivencia.
Si no estás seguro de ti mismo, de lo que eres, ofreces, mereces y te conviene, puedes terminar resignándote a los defectos del otro, incluso a su abuso y maltrato.
Si no trabajas las causas de tus patrones vas a perpetuarlos y a terminar en relaciones malsanas, que te hagan daño.
En el proceso de corregir los patrones de tus relaciones de pareja puedes llegar a necesitar un intermediador, una persona que medie entre tu inconsciente y tú mismo.
Por eso no es solo conveniente sino necesario que tengas el acompañamiento de una psicóloga. Ella te ayudará a ver y a modificar lo que está en tu inconsciente.
Acerca del Autor
LORENA POLANÍA PÉREZPsicóloga Clínica. Terapeuta de pareja.Coautora del Libro “Dos para Ser Felices” Editorial Grijalbo.
Más Información:info@polperpsicologia.comTel: +57 300 217 5207