No hay que estar loco para ir a TERAPIA. Te mostramos algunas señales de que debes hacer terapia.

Somos lo que pensamos, decía Buda. De allí que tu salud mental sea tan importante como tu salud física. De hecho, la salud de tu mente puede influir la salud de tu cuerpo. Como pasa con la salud física, en lo que tiene que ver con tu salud mental es mejor prevenir que curar. A continuación te presentamos algunas señales a las que hay que prestarles atención y que son verdaderas alertas tempranas de que deberías comenzar una terapia psicológica. Con ellas aprenderás a reconocer los factores que se pueden convertir en grandes dolores de cabeza.
  1. Sentir un temor constante o frecuente que llega a afectar tu funcionamiento normal y tu desempeño. Se trata de los miedos que te desestabilizan y que no te permiten desarrollar bien tus actividades normales. Algunos ejemplos de estos son el temor a hablar en público o a hablar con tus jefes, el temor a recibir críticas hasta el punto que no te sientes bien siendo tú misma. Una terapia psicológica puede ayudarte a manejar estos temores para evitar que te paralicen hasta el punto de no querer ni siquiera intentar hacer las cosas. El miedo es una herramienta para la vida y muchas veces de él depende nuestra supervivencia. Sin embargo, cuando el temor se convierte en una sensación que se sostiene en el tiempo, que continúa cuando la causa que lo generó ya no existe, puede ser un indicio de que necesitas terapia psicológica.
  2. Darse palo. Algunas veces somos nuestros peores críticos y nos juzgamos muy duramente. Nos parece que hacemos mal todo y nuestra insatisfacción con nosotros mismos nos lleva a un malestar y una frustración permanentes. Con la ayuda de una psicóloga puedes descubrir el origen de esa insatisfacción y manejarla para empezar a darte cuenta de lo que realmente vales y puedes hacer.
  3. Evitar exponerse a la crítica. Cuando hacemos algo en nuestro trabajo o en nuestro espacio familiar es normal que recibamos críticas, algunas positivas y otras negativas. Sin embargo, si cada crítica que recibes te demuele, es posible que necesites una terapia que te ayude a darle a cada comentario su dimensión y su importancia debida, y a evitar que te afecte exageradamente.
  4. No saber establecer límites. En nuestras relaciones personales es normal que debamos negociar, conciliar y ceder. No obstante, también es necesario ponerles límites a los demás. Hay que tener claro hasta dónde es saludable ceder y en dónde debemos trazar nuestra línea roja, de manera que protejamos nuestro propio bienestar y evitemos los abusos de los demás. RECUERDA LOS LÍMITES TE PROTEGEN!!!  Un terapeuta puede ayudarte a encontrar las causas de tu dificultad para establecer límites y a establecer relaciones más saludables.
  5. Gestionar mal las emociones. Lo que ocurre a nuestro alrededor nos afecta directa o indirectamente. A lo largo de nuestra vida aprendemos a enfrentarlo y a procesarlo, de manera que no nos afecte desproporcionadamente. Si estás teniendo reacciones muy intensas ante los sucesos cotidianos, simples y normales, es posible que necesites una terapia en la que aprendas a manejar tus emociones.
  6. Poner a los demás por encima tuyo. Por supuesto ser generoso y preocuparte por el bienestar de quienes te rodean es parte de lo que te hace humano Pero, si te estás descuidando a ti mismo por solucionarle los problemas a los demás, es necesario que un terapeuta te ayude a darte tu espacio y tu lugar.
  7. No manejar bien el tiempo. Cada día, además de las mil cosas que tienes por hacer, aparecen inesperadamente dos o tres más. Pero, seamos sinceros: ¿realmente todo es de vida o muerte y para ya? El mal manejo del tiempo te puede llevar a sentirte continuamente preocupada y cansada. Si sientes frecuentemente que el tiempo no te alcanza o que siempre hay muchas cosas que debiste hacer pero no tuviste tiempo ni siquiera de comenzarlas, una terapia puede ayudarte a priorizar tus actividades, a organizar tu calendario y tu horario, y a reservar tiempo para ti mismo.
  8. No dormir bien. Dormir muy poco o demasiado puede ser un síntoma de un desequilibrio físico pero también puede ser el reflejo de un malestar emocional. Si has descartado con tu médico que haya causas físicas, por ejemplo niveles demasiado altos de triglicéridos, una terapia psicológica te puede ayudar a identificar y a manejar las preocupaciones que te están quitando el sueño. Otra perturbación frecuente del sueño es tener sueños recurrentes o perturbadores. Recuerda que los sueños son una de las maneras que tiene tu inconsciente de expresarse. Con la ayuda de una terapia puedes elaborar lo que tu inconsciente está queriendo decirte y, al racionalizarlo, puedes enfrentarlo y solucionarlo.
  9. No vivir el momento. Algunas veces tienes preocupaciones que son muy difíciles de manejar y que ocupan tu mente permanentemente. Si no puedes dejar de pensar en ello hasta el punto de no ser capaz de disfrutar los momentos agradables de tu vida, una terapia te puede dar las herramientas para manejar las preocupaciones y para tener momentos libres de preocupaciones, en las que la mente se libera y se vacía para disfrutar de las cosas buenas de la vida.
  10. Responsabilizar a los demás por lo que me pasa. Si crees que todo lo que te pasa es culpa de los demás te estás convirtiendo en una persona victimista. La responsabilidad de lo que haces o dejas de hacer es tuya y de nadie más… incluídos el destino y la mala suerte. Una terapia te ayudará a darte cuenta de que son tus propias decisiones las que realmente determinan lo que haces.
  11. Querer controlarlo todo. Si crees que todos deben hacer las cosas a tu manera, porque es la única correcta, no solo vas a terminar frustrada sino que vas a molestar a los que te rodean. Bien sea en tu pareja, en tu familia o en tu trabajo, quererlo controlar todo y a todos, hasta el más mínimo detalle es un síntoma de que debes acudir a una terapia psicológica.
  12. No poder tomar decisiones. La vida está continuamente pidiéndote que tomes decisiones, desde asuntos menores hasta otros muy trascendentales. Si bien hay que evaluar los costos y los beneficios de cada decisión que tomas, no puedes postergar indefinidamente las decisiones. Si ante una disyuntiva no sabes qué opción escoger o has llegado al punto en el que no haces nada por no tomar decisiones, laterapia te puede ayudar a encontrar la verdadera causa que te bloquea y que te impide avanzar Recuerda que las personas exitosas son las que toman decisiones, incluso equivocándose algunas veces.
  13. No poder comunicar lo que piensas. No expresar lo que sientes o piensas sobre algo, o hacerlo de manera inadecuada puede tener un costo muy alto para tu propio bienestar y el de los que te rodean. La comunicación asertiva es una habilidad que se puede desarrollar. Una terapia psicológica puede ayudarte a encontrar una manera inteligente de comunicarte con los demás
  14. No tener con quién hablar. En las situaciones en los que te sientes solo y no tienes con quién hablar de lo que te pasa y de lo que sientes, un terapurta puede no solo escucharte sino a poner tus ideas en orden, a darle la dimensión adecuada a lo que te sucede y a entender y manejar las emociones que te genera.
Un terapeta no es tu amigo o amiga. Es un profesional formado que te puede ayudar a entender lo que sientes, por qué lo sientes y a manejarlo. Es una persona que no te va a juzgar, ni va a juzgar lo que haces o, mucho menos, lo que piensas y sientes. En terapia puedes hablar tranquila y libremente de todo lo que te preocupa. Una terapia psicológica ayuda a despejar el camino. El objetivo de la terapia es modificar tu conducta, cambiar aquella parte de tu comportamiento que te incomoda. Cuando vas a terapia buscas cambiar algo de tu comportamiento que no te gusta, que te impide ser feliz. Quieres modificar algo de tu vida con lo que no estás cómodo. En una terapia puedes modificar la manera en la que te relacionas contigo mismo y con los demás. La terapia te puede ayudar a cambiar lo que te dices a ti mismo, a manejar las situaciones de una manera diferente, que no te genere un malestar innecesario y contraproducente. Las situaciones no son per se buenas o malas, pero, si no las procesas adecuadamente, pueden convertirse en algo muy negativo que te lastra. La terapia ayuda a ver las diferentes situaciones de la vida de manera ecuánime, sin darles un tinte negativo. El objetivo de la terapia no es convertirte en una optimista irremediable sino que desarrolles la habilidad de manejar tus pensamientos de manera que puedas ver claramente lo bueno y lo malo de cada situación que enfrentas en la vida.

Sobre el Autor

LORENA POLANÍA

LORENA POLANÍA

Psicologa Clínica- Fundadora

Terapeuta de pareja y Coautora del Libro: “Dos para Ser Felices” Editorial Grijalbo. Más Información: lorena.polper@polperpsicologia.com Tel: +57 300 217 5207
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