La llegada de los hijos hace que centres toda tu atención en el bebé. Aunque cueste admitirlo, ese ser pequeño, tierno, frágil e indefenso, al que amas más que a nada en el mundo, también es un tercero en tu relación de pareja. A continuación te voy a hablar de lo que significan las primeras etapas de la maternidad, desde el embarazo hasta que tu hijo entra al jardín infantil, el efecto que tienen sobre tu vida y tu relación de pareja y la manera como puedes manejarlas.

Antes del embarazo

Si bien la llegada de un bebé es una experiencia muy enriquecedora para una pareja también puede generar una crisis. Para evitarla, lo mejor es ser preventiva. Antes del embarazo es necesario que tú y tu pareja hablen de cómo quieren que se desarrolle su relación, cómo se ven en el futuro. Es necesario que proyecten su nueva familia: tú, él y su bebé. Es muy importante que comiencen a prepararse conscientemente para manejar la llegada del bebé a sus vidas. Desde que empiecen a planear el embarazo, tú y tu pareja deben hablar de cómo van a cuidar su relación, el tiempo de ustedes dos, su intimidad, su espacio. Por ejemplo, deben decidir si el bebé va a compartir la cama con ustedes o no.

El embarazo

Por supuesto el embarazo es un periodo lleno de experiencias y oportunidades realmente lindas. El embarazo, especialmente el primero, puede ser para la pareja un periodo de encuentro, de compartir ternura. El embarazo también es un periodo para proyectarse como pareja: imaginarse a los dos con el bebé, las cosas que van a hacer con él, cómo van a decorar su habitación, qué nombre le van a poner…

¿Sexo y embarazo?

No hay razones clínicas para que tu actividad sexual durante tu embarazo tenga que disminuir ni mucho menos desaparecer. A menos que el médico te diga lo contrario, tener relaciones sexuales es muy recomendable. Las relaciones sexuales contribuyen al bienestar físico y emocional tuyo y de tu pareja: durante el sexo se liberan endorfinas que producen placer y generan una sensación intensa de bienestar. Solo debes ser precavida durante el último trimestre del embarazo. En ese periodo es mejor que usen condón pues el semen contiene prostaglandinas, una sustancia que puede llegar a generar contracciones del útero, lo que podría eventualmente adelantar el parto. Algo que varias mujeres que han asistido a mi consultorio han tenido que manejar durante el embarazo es el miedo de su pareja a hacerles daño a ellas o a sus bebés durante las relaciones sexuales. Para manejar este miedo de tu pareja, lo mejor es compartas con él algún artículo científico en el que expliquen los beneficios del sexo durante la gestación. También es muy recomendable, para este y otros temas, que tu esposo entré contigo a tus consultas con el ginecobstetra. Déjalo preguntar y recibir las explicaciones del especialista. El embarazo también puede ser la oportunidad de explorar la sexualidad con tu pareja. Los cambios internos y externos de tu cuerpo pueden motivarlos a ti y a tu esposo a probar nuevas posiciones o ensayar prácticas sexuales diferentes a las habituales, que no necesariamente incluyan la penetración. El embarazo puede ser la oportunidad de descubrir nuevas formas de dar y recibir placer. El segundo embarazo es menos intenso emocionalmente porque hay menos novedades. La experiencia del primer embarazo hace que esta segunda gestación sea más “relajada”.

Después del parto

Después del parto hay muchas mujeres que tienen una disminución considerable de su deseo sexual. Además después de dar a luz, por el parto natural o la cesárea, estás agotada y adolorida. Por si fuera poco, ahora puedes dormir poco y a deshoras. Recuerda que tu órgano sexual más importante es el cerebro. Si todos tus pensamientos, emociones y acciones están concentrados en tu nuevo bebé, tu deseo sexual disminuye. Todos tus recursos se dirigen al bebé. Como mamá, comienzas a vivir en función de ese ser indefenso. Todo lo demás pasa a un segundo plano. Después de dar a luz, las hormonas que adaptaron tu cuerpo para la gestación disminuyen rápidamente, caen en picada, y te llevan a unos estados emocionales complicados. Al mismo tiempo, tus niveles de prolactina, la hormona que estimula tu producción de leche materna, aumenta. El aumento de tu prolactina tiene un efecto secundario: la inhibición del deseo sexual. A esta “fiesta de hormonas” se suma los efectos emocionales y físicos de la maternidad. Aunque el parto es una experiencia muy intensa, los seres humanos no tenemos memoria para el dolor. Sin embargo, sí recordamos y procesamos las sensaciones de la experiencia completa de la maternidad. En mi consultorio atendí a una paciente que había dado a luz recientemente y que ante la intensidad de lo que estaba experimentando como madre empezó a evitar cualquier contacto sexual con su esposo para prevenir otro embarazo.

¿El fastidio a la pareja?

Aunque no hay estudios clínicos que lo comprueben, en mi consultorio he recibido pacientes que parecieran confirmar la creencia popular de que las mujeres podemos “cogerle fastidio a nuestro marido”. Durante o después de dar a luz, algunas mujeres se sienten incómodas con su pareja y empiezan a rechazar características tan naturales como su olor, su voz, sus actitudes y gestos, incluso sus expresiones de afecto. Normalmente esta es una sensación temporal que dura algunos días o, máximo, semanas. “Es importante recordar la LEY DE LA IMPERMANENCIA” es decir esto también pasará. El primer año del bebé El primer año es muy difícil porque todo es nuevo, cualquier detalle es una experiencia completamente desconocida, una aventura desafiante. Mi experiencia como psicóloga de parejas me ha mostrado que la posibilidad de una separación es muy alta durante el primer año de maternidad. Alrededor del 40% de las parejas que recibo en consulta tiene una crisis severa durante el primer año de vida de su primer hijo. El bebé empieza a desplazar a tu pareja en atención, en cuidados y en mimos. La experiencia de un nuevo hijo es tan intensa que hace que las parejas se desorienten. Además, es muy difícil que acepten abiertamente que ese nuevo ser al que aman profundamente es un intruso en la relación. Adaptarse a ese adorable intruso puede ser muy difícil y hasta traumático. Si no se maneja adecuadamente, la llegada del primer bebé puede desorientar y enfriar la relación de pareja. Recuerda que el amor se acaba si no se cuida. La postura que asumen tú y tu pareja frente a la maternidad debe evitar que cuidar al bebé signifique olvidar la relación de ustedes dos. Para darle a su bebé un ambiente de crecimiento sano, tú y tu pareja deben tener como prioridad cuidar su relación. Si tu relación de pareja está bien, van a transmitirle sanidad mental a su bebé. Una relación de pareja saludable no solo va a ofrecer un ambiente sano de crecimiento y desarrollo para tu bebé sino que va a ser el modelo del que obtenga los patrones y las mecánicas para su futuro bienestar emocional como adulto. Recuerda que tú y tu esposo son los encargados de enseñarle a su hijo lo que es una relación de pareja y cómo puede funcionar saludablemente.

Bebé sano en pareja sana

Si quieres que tu bebé sea sano y feliz, un ingrediente indispensable en su crecimiento es que tengas una relación de pareja exitosa y armónica. Pero no me malinterpretes, no se trata de tener una relación de pareja perfecta… porque eso no existe. Se trata de que sea sana. Aunque el segundo bebé es una carga adicional de atención y de trabajo, la pareja ya tiene experiencia y el nuevo miembro de la familia lo que genera otros retos relacionados al manejo del afecto y atención compartidos.  

Sobre la Autora

LORENA POLANÍA

LORENA POLANÍA

Psicologa Clínica- Fundadora

Terapeuta de pareja y Coautora del Libro: “Dos para Ser Felices” Editorial Grijalbo. Más Información: lorena.polper@polperpsicologia.com Tel: +57 300 217 5207  
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