El regreso a tu trabajo

Durante el periodo de licencia de maternidad tienes la oportunidad de estar con tu hijo 24 horas al día durante los siete días de la semana. Pero recuerda que esa es una situación temporal, que va a terminar. Cuando regresas a tu trabajo, experimentas el primer desprendimiento de tu hijo. Como a casi todas las mujeres, es muy posible que te dé duro dejar a tu bebé indefenso. “Aunque muy adentro sientas cierta sensación de libertad y descanso”. En ese momento debes estar muy pendiente de tus propios pensamientos sobre lo que puede pasarle, de tu diálogo interno, de lo que te estás diciendo a ti misma: evita las ideas trágicas, limitantes o apocalípticas sobre lo malo que le puede pasar ahora que no estás con él todo el tiempo. Debes tener claro, y repetírtelo a ti misma si es necesario, que volver a tu trabajo es algo bueno para ti y para tu bebé. Recuerda que tu vida y la de tu bebé continúan y estar lejos de ti por unas horas hace parte de su desarrollo y del tuyo. Es muy útil que desde antes hayas proyectado cómo quieres vivirlo y hayas, por ejemplo, pensado en cómo vas a administrar el tiempo de la lactancia. Ten cuidado de que tu entrada al trabajo no rompa las rutinas que ya habías logrado desarrollar con tu bebé. Por ejemplo, si ya habías logrado que se durmiera temprano, trata de no despertarlo cuando llegues del trabajo. Es necesario que definas horarios y espacios cuando empieces a trabajar. Para compensar el tiempo que dedicas nuevamente a tu trabajo, no es necesario que generes dinámicas exageradas con tu bebé. Puedes hacer pequeñas variaciones, pero no debes trastrocar completamente las dinámicas de tu bebé, como sus horarios.  

La entrada al jardín infantil

Los primeros días del jardín infantil pueden dolerte más a ti que a tu hijo. Muchas mamás me han dicho en consulta que es como abrirle el mundo a su hijo y exponerlo a todo lo que hay en él, a lo bueno pero también a lo malo. Es soltarlo y no tener el control total sobre él y sobre lo que le pueda pasar. También es darte cuenta de que tu hijo ¡puede sobrevivir sin ti! Aunque estés sintiendo que se va una parte de ti misma, es necesario que no le transmitas a tu hijo el mensaje de que no puede vivir sin ti. Igual que comenzar a caminar o dejar de usar pañales, la entrada al jardín infantil es un momento en la formación de tu hijo, en que aprenda a ser independiente. No te estoy aconsejando que reprimas la tristeza que te puede producir la entrada de tu hijo al jardín. Por supuesto que tienes derecho a sentirte mal, pero es necesario que racionalices tu malestar para evitar que se vuelva una tragedia. Para ello lo mejor es que evites los pensamientos catastróficos sobre lo que le puede pasar a tu hijo cuando esté en ese nuevo ambiente.  

No me aguanto a mi bebé

Finalmente quiero compartir un secreto: es normal que en algunos momentos sientas que te aguantas a tu bebé o tu hijo. En mi consulta he atendido a mamás agotadas porque se han dedicado por completo a sus hijos y se han descuidado a sí mismas, abandonando sus espacios de desahogo, de intimidad, de romance, de erotismo, de sueño… Algo tan simple pero tan placentero como comer tranquila, disfrutar tu comida recién servida mientras todavía está caliente en el plato, sin esperar a que tu bebé o tu hijo coman primero, puede ser la diferencia entre disfrutar o sufrir la maternidad. Cuídate, mímate y dedícate tiempo.  

Tu media naranja

No olvides que el cuidado y la crianza de tu hijo es una experiencia que debe ser compartida con tu pareja. Tu pareja está ahí para compartir las alegrías pero también las responsabilidades y las cargas de la maternidad. Sin embargo, mientras el bebé es muy pequeño es muy común que los horarios tuyos y de tu pareja se desincronicen. Si te quedas todo el tiempo en tu casa cuidando a tu bebé, y tu pareja sigue con su rutina laboral normal, es muy probable que sus horarios se crucen: cuando tú quieres salir, él quiere quedarse en la casa; cuando quieres reunirte con otros adultos (amigos o familiares), él quiere estar solo contigo y con el bebé; cuando tú estás agotada por la falta de sueño, él quiere salir contigo y sin el bebé a un espacio de esparcimiento. La mejor manera de manejar este cruce de horarios y de energías es que negocies con tu pareja. Los dos deben ser conscientes de que el trabajo de ser mamá es agotador. El ser considerados el uno con el otro y compartir la carga hasta donde sea posible, es parte de trabajar en equipo como papás. Un error común que he encontrado en las parejas que van a terapia es querer hacer una división del trabajo 50-50. En la realidad es muy difícil lograr esa división exacta de las tareas del cuidado. Es necesario considerar las condiciones de la relación y de cada uno de ustedes, hay que mirar el panorama completo y llegar a acuerdos justos, aunque no sean milimétricamente simétricos. *** Cuida la relación, cuidense los dos. Recuerda que el bienestar de tu hijo depende del tuyo y del de tu pareja. Y no olvides que los hijos algún día se irán de tu casa y entonces solo se tendrán el uno al otro. Si quieres compartir tus propias experiencias, tus frustraciones y malestares como madre, no dudes en dejarnos un comentario. 😉

Sobre la Autora

LORENA POLANÍA

LORENA POLANÍA

Psicologa Clínica- Fundadora

Terapeuta de pareja y Coautora del Libro: “Dos para Ser Felices” Editorial Grijalbo. Más Información: lorena.polper@polperpsicologia.com Tel: +57 300 217 5207
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